En el aeropuerto Fiumicino de Roma podemos contar con un servicio para los que tienen la intención de realizar
un viaje durante más de una semana y
quieren desplazarse en coche hasta allí , la empresa se llama “ Parking blu” se
encuentra en el centro del pueblo Fiumicino, a unos pocos kilómetros del
aeropuerto. El precio del servicio es más económico que dejar el coche en el
mismo aeropuerto, ronda los 40 euros a la semana. Una vez allí, te ofrecen el servicio de un minibús gratuito
para los desplazamientos entre el parquing y el aeropuerto.
Marco y yo tenemos que ir a Francia una semana para asistir a una sesión de
estudio de interés para jóvenes hipoacúsicos, lo cual también es una oportunidad
para conocer personas de todas las partes del mundo, un viaje prometedor. Cuando
llegamos al aparcamiento, Marco da sus datos personales, y comunica la necesidad
de comunicarse mediante SMS de texto por si fuera necesario. El responsable no
pone ninguna pega y nos explica que a la vuelta, como ya saben la hora de la
llegada de nuestro vuelo, no nos tenemos que preocupar, nos vienen a buscar
ellos mismos puntualmente. Dejamos el coche con las llaves allí, y nos
acompañan al aeropuerto en un minibús. Tal como decía el servicio.
Acabado la sesión de estudio en Estrasburgo, toca el viaje de vuelta y es
cuando empieza la pesadilla. Llegamos al aeropuerto de Fiumicino y buscamos el
minibús, ya que nos habían dicho que iban a estar puntualmente allí, pero no lo
encontramos. Después de 10 minutos
esperando, Marco envía un SMS de texto al responsable del parking, pero este no
responde. Pasan otros 10 minutos. Marco envía otro SMS. El responsable esta vez si que contesta, pero
en vez de responderle por SMS, le llama.
Seguramente se habrá olvidado de que éramos sordos. Marco le envía un
tercer SMS comentándole gentilmente que es sordo y necesita que le responda por
SMS. El hombre vuelve a llamar, Marco esta vez coge el teléfono y le responde un
tanto desquiciado que es sordo y que no le puede entender, que por favor le envié
un SMS para saber cuando nos vendrán a buscar y le cuelga el teléfono. Pasan
otros 20 minutos, y no llega el SMS. Vemos a unos policías que se están tomando
un cigarro fuera, y le pedimos si pueden ayudarnos a hacer una llamada, uno se
niega diciendo que ellos no hacen este tipo de trabajos, pero Marco insiste, y
al final el otro accede y hace la llamada. El servicio nos informa de que tardarán 5 minutos
y que esperemos delante de una tienda. Damos las gracias a los policías y nos
plantamos allí mismo. Pero pasan 20 minutos y no aparece. Marco vuelve ha enviar un SMS, y como no, el
hombre le responde otra vez llamándole. Poco después llega el milagro, finalmente nos envía
un SMS diciendo que ya había llegado, pero no nos veía, el punto de encuentro
no era el que nos había dicho los policías era otro.
Llega por fin el reencuentro, nos habían ido a buscar
con nuestro propio coche, en vez del minibús como pensábamos, el responsable de
unos treinta años, se escusa enseñándonos su bonito i-phone diciéndonos que no
sabe enviar SMS. Gracias a nosotros ese
día ha aprendido.
Creo que no volveré a
usar este servicio.